¿Monstruos? ¡solo en los cuentos!

Loqueleo, la editorial de literatura infantil y juvenil de Santillana, ha puesto en marcha la campaña contra el acoso escolar ¿Monstruos? ¡solo en los cuentos! que persigue luchar contra este problema a través de una herramienta muy poderosa, la literatura infantil y juvenil. Para ello, Loqueleo ofrece un buen número de libros seleccionados para tal efecto y una variedad de recursos tanto a familias como a educadores y a la sociedad en general.

Loqueleo ha recopilado de entre su extenso catálogo una serie de libros para todas las edades en los que el lector podrá identificar todo tipo de situaciones relacionadas con el acoso, no solo el escolar. Títulos como ‘El secreto de Óscar’, recomendado para los primeros lectores, enseña a los más pequeños que un problema no lo es tanto cuando se comparte con la persona adecuada, o ‘El fantasma del profesor de matemáticas’, de El club de los empollones, indicado para lectores a partir de 10 años. Este libro acaba con etiquetas y tópicos, habla sobre amistad, aventura y misterio, y enseña a los niños a reflexionar sobre los estereotipos, porque los empollones, ni son aburridos ni llevan gafas, son divertidos, originales y líderes, y juntos investigarán la misteriosa aparición de un fantasma. Para los más mayores, encontramos títulos como ‘Sin miedo’, una historia valiente, de superación y crecimiento personal para lectores de más de 12 años.

Con la campaña ¿Monstruos? ¡solo en los cuentos! Loqueleo trata de ayudar a la identificación del acoso, ofrecer estrategias para la prevención del mismo con recursos variados que van desde vídeos, artículos, experiencias personales, todo ello con la literatura como mediadora, ya que ésta es una herramienta fundamental para ayudar al reconocimiento de conductas acosadoras, establecer empatía, animar a la búsqueda de ayuda y soluciones, así como a fortalecer la autoestima.

El acoso es una lacra que afecta a niños y jóvenes de todas las condiciones sociales, está presente en colegios públicos y privados, en ciudades grandes y en pueblos más pequeños. Hay que atender al agredido, pero también al agresor para conocer qué tipo de motivos le conducen a este tipo de comportamiento y ofrecerle los instrumentos necesarios para superarlo y, además, involucrar al resto de personas para que no sean meros espectadores y colaboren en la lucha contra los monstruos del acoso, porque ¿monstruos? ¡solo en los cuentos!

 

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“Descodificar el comportamiento no verbal del adolescente ayuda a mejorar la relación paternofilial”

 Susana Fuster publica Hijos que callan, gestos que hablan, un manual para aprender a comunicarse con los adolescentes gracias a la comprensión de su lenguaje no verbal.

 

Periodista y Analista y Máster en Comunicación no Verbal, Susana Fuster dirige desde 2016 el Máster en Comportamiento no Verbal Científico y Detección de la Mentira de la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA). Fruto de su conocimiento acaba de publicar Hijos que callan, gestos que hablan (Espasa), una guía para que padres y docentes aprendan a comunicarse con los adolescentes gracias a la comprensión de su lenguaje no verbal.

 

Por Adrián Cordellat

 

La falta de comunicación es un problema común entre padres e hijos cuando éstos llegan a la adolescencia. A falta de palabras, ¿tendríamos que prestar más atención a lo que dicen sus cuerpos y sus gestos?

Los expertos en comportamiento no verbal partimos siempre de una premisa: el cuerpo dice lo que la palabra calla. Es cierto que en estas edades muchos jóvenes se vuelven más reservados y a veces la comunicación con los padres resulta complicada. Sin embargo, por mucho que economicen su discurso, sus emociones, sentimientos y estados de ánimo siempre acaban filtrándose, en este caso corporalmente. Por eso es fundamental que como padres prestemos atención a todas esas señales no verbales que incluyen gestos, expresiones faciales, posturas, miradas, incluso tono de voz a través de las cuales los adolescentes nos están diciendo cómo se encuentran. No es que los jóvenes no se comuniquen, es que en estas edades lo hacen sobre todo y en muchas ocasiones mediante su lenguaje corporal.

 

Como suelen decir los expertos en adolescencia, muchas veces parece que los hijos adolescentes quieren a sus padres lejos, que no quieren hablar con ellos, pero que en el fondo les quieren cerca. ¿Puede ayudar el interpretar el comportamiento no verbal a romper esa barrera física, esa dicotomía en la que se mueven los adolescentes?

Una de las principales ventajas de descodificar de manera acertada el comportamiento no verbal del adolescente es que ayuda a mejorar la relación paternofilial, a veces tan complicada durante este periodo. Los adolescentes están experimentando un periodo de cambios importantes a todos los niveles: físicos, emocionales, hormonales y además están buscando su propia identidad, su parcela de intimidad y autonomía, que debemos aprender a respetar, pero eso no significa que de la noche a la mañana dejemos de ser un referente para ellos. Al llegar a estas edades siguen necesitando de nuestro apoyo. Tenemos que ser pacientes y, sobre todo, aprender a descubrir cuándo es el mejor momento para brindárselo.

 

Los adolescentes están experimentando un periodo de cambios importantes a todos los niveles.

 

Hijos que callan 3D-2Interpretar el lenguaje no verbal nos obliga a los padres a ser más observadores. En este mundo de locos en el que vivimos, siempre con prisa, ¿no falta paciencia para observar a nuestros hijos?

Más que paciencia yo creo que lo que nos hace falta es desarrollar esa capacidad de observación que mencionas. Estamos tan metidos en nuestra rutina diaria y vamos a veces con tantas prisas que no vemos todas esas señales corporales que nos están enviando nuestros hijos y nos informan de su estado anímico. Nuestro cerebro está programado genéticamente para captar todos esos detalles no verbales que son tan reveladores, pero en la mayoría de las ocasiones nos pasan desapercibidos precisamente porque no prestamos la suficiente atención.

 

En el libro recomiendas prestar atención a ocho canales expresivos (facial, gestos, postura corporal, uso del espacio, contacto físico, apariencia, voz y mirada). ¿Hay alguno de estos canales que nos pueda dar más pistas o que sea más fácil de descifrar desde la óptica paterna?

A la hora de interpretar el lenguaje no verbal de nuestros hijos lo más importante es primero que nada tener en cuenta su comportamiento habitual, lo que los expertos denominamos el base line. Cualquier alteración en su forma usual de comportarse responde a una variación emocional y en este sentido indica que algo le está afectando. Un gesto, una determinada microexpresión facial, un cambio de postura o de mirada puede proporcionar pistas, pero hemos de tener en cuenta que al igual que las palabras no podemos interpretar estas conductas de manera aislada. Los gestos son polisémicos y no tienen un único significado. Además, hay que fijarse en el contexto en el que se producen y lo más importante, observar si hay coherencia entre lo que dice y cómo lo dice. Si el lenguaje corporal y facial del adolescente contradice lo que está expresando verbalmente por supuesto que atenderemos a su conducta no verbal.

 

Un gesto, una determinada microexpresión facial, un cambio de postura o de mirada puede proporcionar pistas, pero hemos de tener en cuenta que al igual que las palabras no podemos interpretar estas conductas de manera aislada.

 

Y una vez comprendido ese lenguaje no verbal de nuestros hijos adolescentes, ¿cómo podemos utilizar esa información no verbal que ellos, sin saberlo, nos han trasladado?

Siempre desde el respeto, no siendo invasivos y evitando que se sientan juzgados por nosotros. Conocer cómo se encuentran, aunque a veces no quieran hablar con nosotros, debe ayudarnos a empatizar con ellos y a conectar con sus inquietudes, preocupaciones y necesidades. Lo importante es dejar al margen los juicios y buscar el momento adecuado para hablar con ellos (si es que consideramos que hemos de hacerlo) y, en este caso, siempre de una manera asertiva.

 

Estamos hablando mucho de la comunicación no verbal de los niños, pero para terminar me gustaría preguntarte por la nuestra, la de los padres. ¿También puede influir en nuestra relación con ellos?

Por supuesto. La comunicación es bidireccional y en este sentido los adolescentes también están muy pendientes de nuestro lenguaje corporal. Nuestros hijos son especialmente sensibles a nuestras reacciones no verbales y su inconsciente actúa como un radar que capta de manera automática nuestro interés, desgana, alegría, enfado o beneplácito. Al igual que el de los chavales, nuestro cuerpo también habla y por eso es fundamental que aprendamos a comunicarnos con él de manera efectiva, con coherencia entre lo que decimos y hacemos y teniendo en cuenta además que las emociones que filtra nuestro cuerpo son altamente contagiosas. Por eso es importante que nos preguntemos si el comportamiento no verbal que proyectamos cuando estamos con ellos nos ayuda o está dificultando, en ocasiones, la relación.

 

 

 

Cómo educar contra la piratería

En el aula, los programas de concienciación se muestran muy efectivos: cuando los alumnos descubren las profesiones que hay detrás de los contenidos creativos entienden el daño que causan las descargas ilegales.

 

Por Eva R. Soler

 

Elsa tiene 12 años y nos cuenta que utiliza internet, sobre todo, para descargarse música, juegos y para buscar información útil para los trabajos del Instituto (estudia 1º de ESO). A la hora de descargarse música entra sólo en enlaces “https”. Para instalarse juegos sólo utiliza los que son gratuitos en Playstore. Además, descarta todos aquellos en los que le piden datos personales, porque es consciente de que esta opción entraña riesgos y es poco segura.

Elsa lo tiene bastante claro, sin embargo, un estudio indica que la mitad de los menores de entre 9 y 13 años no es capaz de identificar claramente los contenidos seguros y un 20% no lo hace nunca. El informe ha sido realizado por La coalición de creadores e industrias de contenidos. Conscientes de que el acceso de los alumnos a internet se produce a edades cada vez más tempranas, la coalición imparte en colegios e institutos desde el año 2015 un programa de concienciación sobre propiedad intelectual y sensibilización contra la piratería.

 

La coalición de creadores e industrias de contenidos imparte en colegios e institutos desde el año 2015 un programa de concienciación sobre propiedad intelectual y sensibilización contra la piratería.

 

Concienciación

“La Educación se muestra como una herramienta fundamental y efectiva para lograr que los niños y adolescentes tomen conciencia sobre la importancia de defender sus propios derechos en internet y respetar los derechos de los demás. Y no sólo eso, sino que también contribuye a aumentar la percepción negativa hacia el fenómeno de la piratería”, afirma Carlota Navarrete, directora de La Coalición.

La última edición del Programa de concienciación se desarrolló mediante 247 sesiones formativas en 81 colegios e institutos de diversas comunidades autónomas entre escolares de 5ª y 6º de Primaria y 1º y 2º de ESO. “Este tipo de iniciativas con escolares son muy positivas y el éxito de las cuatro ediciones del proyecto nos hace reflexionar sobre la gran trascendencia que tiene el apoyo institucional en el reto de que los menores adquieran buenos hábitos para los contenidos culturales”, insiste Navarrete. Los datos avalan su afirmación: El 92% de los 15.000 alumnos que participaron en la última edición del programa indicaron que les parece importante defender nuestros contenidos culturales o deportivos y combatir la piratería.

Pero, ¿de qué forma se imparten estos talleres y cómo aprenden los alumnos lo que, realmente, significa la piratería? Carlota Navarrete nos lo explica: “De lo que se trata es de que entiendan que hay un montón de profesiones apasionantes relacionadas con el sector creativo que hay que poner en valor: ilustrador de cuentos, director de cine, guionista de teatro, escritor, corrector, editor… Tenemos que ampliarles su visión y que contemplen estas opciones por si quieren dedicarse a ellas en un futuro. Son profesiones que no necesariamente tienen que estar relacionadas con un talento en concreto y hay muchas alternativas como, por ejemplo, la producción musical de un álbum o la organización de una gira… Hay un sinfín de posibilidades”.

Partiendo de esa base, la Coalición ha desarrollado junto a la empresa Educalife (que desarrolla programas de contenidos similares en toda Europa) un taller pedagógico que traslada a los alumnos esta visión sobre el sector cultural mediante un juego.

 

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Los juegos los contenidos más descargados

  • Los juegos son los contenidos más demandados por el público infantil y adolescente. Según el informe de la coalición los menores se descargan de internet juegos (64%), música (58%), películas (36%), fotos (24%) y libros (3%). En este sentido, Carlos González Tardón, psicólogo especialista en videojuegos, proporciona una serie de consejos para que los padres enseñen a sus hijos a diferenciar contenidos legales o seguros de los que no lo son: “En videojuegos es relativamente sencillo, porque suelen estar concentrados en las tiendas oficiales. Lógicamente, es mejor no ser el primero en descargar algún juego, por si acaso. Es mejor adquirir (ya sea comprando o instalando en el caso de que sea gratuito) cuando la comunidad los ha probado.
  • Fuera de los “market” oficiales hay que tener mucho cuidado. Además, es importante actualizar tanto los dispositivos como los juegos cuando nos lo pidan, porque a veces son actualizaciones de seguridad, añade. “También es importante tener cuidado con las compras in game porque le estás dando tus datos personales y bancarios. Lo mismo ocurre cuando te obligan a crear una cuenta: no me parece muy recomendable unirla a tus perfiles de redes sociales, porque abres a tus contactos”, apunta.
  • González Tardón tiene un servicio de asesoría on-line sobre videojuegos en el que los padres pueden enviar sus consultas de forma gratuita. “Es un proyecto que inicié hace una década para que la población pregunte lo que quiera sobre este tema a través de un mail. Para Carlos González Tardón el mejor consejo para educar contra la piratería y un uso responsable y seguro de internet es “que los padres y madres jueguen con sus hijas e hijos. Esa es la mejor medida de protección contra los posibles problemas”, sostiene rotundo. De esta manera, no sólo los padres realizan una supervisión, sino que dan ejemplo a sus hijos sobre el uso de contenidos legales y, además, se divierten junto con ellos.

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El taller se divide en tres partes:

  • Exposición de profesiones de cada uno de los sectores. Por ejemplo, en el campo editorial, cómo es todo el proceso desde que el autor concibe la idea hasta su comercialización en una librería o en internet a través de e-books. Así, con una película, con un álbum de música, con un videojuego…
  • Se les invita a que cada clase escoja un contenido: unos escogen un libro, otros un videojuego, o una película de cine. Cada alumno tendrá un papel o rol: el director, el actor, el guionista, el responsable del casting… En esa división de papeles se les enseña que van a percibir un hipotético resultado económico.
  • En la última parte del taller se les invita a especular en qué van a invertir ese dinero: en comprar chuches, en una cazadora nueva, en un regalo para su madre… Pero después, todos tienen que quedarse quietos y poner las manos de debajo de la mesa. Es entonces cuando aparece el compañero que representa el papel del pirata y se lleva todo el dinero de las mesas.

“De esta forma tan pedagógica toman conciencia de que cuando el contenido cultural no se consume correctamente, el esfuerzo no se ve recompensado. Y, además de la renuncia económica, está también el perjuicio moral”, explica Carlota. Se les habla de economía en general, qué medidas pueden tomar para hacerlo mejor en internet, que no todo tiene por qué ser de pago (hay servicios legales gratuitos), se les enseña a consumir en internet con garantías, se les invita a reflexionar sobre lo qué pasa con sus datos, el tema de las tarjetas de crédito, las páginas con cookies…Después del taller, que suele impartirse en dos horas y media, se les hace una pequeña encuesta y los resultados son muy positivos(ver recuadro).

 

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Datos a tener en cuenta

Según un estudio sobre concienciación y hábitos de consumo de contenidos online en alumnos de Primaria y ESO realizado por la Coalicion de creadores e industrias de contenidos y LaLiga entre 2017 y 2018 en el aula de referencia de cada grupo después de haber participado en el taller formativo:

  • El 92% de los alumnos encuestados piensa que es importante defender nuestros contenidos culturales y combatir la piratería.
  • Los alumnos acceden a internet para descargarse juegos (64%), música (58%), películas (36%), fotos (24%) y libros (3%).
  • Los menores de 9 a 13 años de edad comparten, según los resultados de esta encuesta, en internet música (57%), videojuegos (42%), películas y series (27%) y deportes y fútbol (19%).
  • El 47% de los alumnos se manifiesta interesado en trabajar en una profesión relacionada con los procesos creativos.
  • El 80% de los alumnos considera negativa la piratería y sólo un 8% tiende a no considerarla así.
  • La mitad de los niños encuestados no es capaz de diferenciar claramente los contenidos seguros y legales de los contenidos pirateados. Un 20% afirma no distinguirlos nunca.

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Escuela de Padres 3.0. – Educar en la igualdad

La Educación en la igualdad también está en nuestra propia casa siendo modelos de referencia e impartiendo una Educación en el feminismo desde la infancia.

Por Elisa Sal 

Las mujeres llevamos más de un siglo luchando por defender nuestros derechos y la igualdad entre hombres y mujeres. Al contrario de lo que muchos creen, la lucha por la igualdad no es sólo en beneficio de las mujeres, sino en beneficio de todos, porque con la igualdad ganamos todos, la sociedad entera gana. La Educación en la igualdad también está en nuestra propia casa siendo modelos de referencia e impartiendo una Educación en el feminismo desde la infancia.

Y con hijos quiero decir, niñas y niños, no sólo se trata de educar a las niñas para que aprendan a defender sus derechos y su lugar en la sociedad, sino también a los niños varones para que crezcan respetando esos derechos y los defiendan igualmente porque será en beneficio suyo también.

Hay que ir eliminando los estereotipos de género liberando a las niñas de las etiquetas sobre que tienen que ser dóciles y complacientes, que tienen que portarse como “señoritas”, vestirse de color rosa, estar siempre bellas y perfectas, jugar con muñecas o a las casitas… pero también debemos liberar a los niños de la condición de tener que ser chicos fuertes y valientes, de tener que esconder sus emociones y sentimientos.

Hay que hablar de sexo y sexualidad desde edades tempranas, por supuesto, adecuando el lenguaje y la información que les damos a su comprensión de las cosas según su edad, pero tienen que aprender desde pequeños a amar su cuerpo, a conocerlo y a defenderlo porque es suyo y ellos marcan los limites. Que aprendan que decir “no” cuando “no” les parece lo correcto es motivo de orgullo. Hay que enseñarles que de la misma manera que esto se aplica para su vida y su cuerpo, se aplica para el de los demás.

Tienen que sentir que son personas completas, que no les falta ninguna mitad para evitar que luego sientan esa sensación de dependencia o de sensación de pérdida constante que luego generen situaciones de control y celos. Los padres y madres podemos fomentar todo esto dando ejemplo manteniendo con nuestra pareja una relación sana afectivamente, basada en el respeto y la independencia de cada cual, llegando a acuerdos de forma pacífica y, sobre todo, sin ningún tipo de violencia de género.

Tenemos que vigilar el lenguaje que utilizamos en casa, por ejemplo, erradicando frases que tienen como objetivo demostrar que alguien “ayuda en casa”. Tenemos que ser ejemplo de corresponsabilidad en el hogar, porque las tareas del hogar y de cuidado de los hijos son comunes, son cosa de dos. Y esto es general para todas las tareas que se hagan en casa o respecto a la familia, es decir, tenemos que demostrar a nuestros hijos que papá puede planchar la ropa y mamá puede hacer un agujero en la pared con el taladro, lo mismo que hacer que los hijos sean también partícipes y capaces de hacer sus propias tareas en el hogar, fomentando así el trabajo en equipo sin adjudicar tareas según género.

Dotarles de referentes de mujeres que han sido fuertes y capaces. Para ese cometido nos puede servir de ayuda la lectura y la cantidad de libros sobre grandes mujeres que han cambiado la historia que se han publicado con mucho éxito en los últimos años, libros que deberían de leer también los niños para que crezcan con los mismos referentes, sabiendo desde pequeños “que las chicas también pueden”.

Métodos innovadores: Juegos de rolen el aula

Los juegos de rol no solo se practican en el tiempo libre. Muchos profesores los utilizan ya en sus clases como elemento dinamizador que permiten ejemplificar los contenidos.

 

Terry Gragera

Hace muchos años, bastante antes de la fiebre del Pokemon Go, Óscar Recio Coll descubrió el “síndrome Pokemon”. “¿Cómo era posible que un alumno no supiera las tablas de multiplicar, una lista de vocabulario o un contenido concreto y sí se supiera listas enteras de Pokemon con sus evoluciones, poderes y características? Por motivación, por interés en ese tema en concreto”, explica este profesor de Inglés y tutor de aula multinivel. “Hice una prueba cambiando enunciados de ejercicios por esos mismos ambientados y adaptados en el mundo de los Pokemon y hubo un cambio significativo en la atención, lectura y desarrollo… ¡y los contenidos eran los mismos!”, recuerda.

A partir de ahí sus clases cambiaron y lleva ya 15 años utilizando los juegos de rol en el aula. Muchos otros profesores lo hacen también.

¿Qué aportan?

Los juegos de rol no son un simple entretenimiento. En el aula son un recurso pedagógico completo que conlleva interesantes aportaciones al alumnado. “Principalmente se integran en el nivel social, empático, gestión del error, desarrollo de estrategias cooperativas, planificación de acciones, revisión de información, además de desarrollo y mejora de las habilidades lingüísticas, de cálculo matemático, descubrimiento de personajes históricos, de libros, de obras artísticas, cine, música…”, enumera el profesor. Además de esto, sus aportaciones son:

  • En lo académico: Casi todas las asignaturas son susceptibles de utilizar juegos de rol. “Los trasfondos y ambientaciones son tan variados que la diversidad de las mismas hace que puedan establecerse conexiones con multitud de áreas con diferentes niveles de profundidad y complejidad”, explica Óscar Recio. Sin embargo, las materias más favorecidas por los juegos de rol son las de las áreas lingüísticas “ya que, a nivel formal, las situaciones de simulación de personajes son parte intrínseca del aprendizaje de una lengua”, concreta el profesor. “En otras áreas se puede aprovechar el arco narrativo en el que se desarrolla el juego para, directa o indirectamente, conectarlo con los contenidos curriculares o utilizarlo para dinamizar la presentación, investigación, estudio o evaluación de los mismos”, añade.
  • En lo grupal: Los juegos de rol “sobre todo fomentan la cohesión grupal, conseguir objetivos comunes, aceptación de capacidades individuales y grupales…”, subraya el experto.
  • En lo individual: ¿Cómo reaccionan los alumnos cuando se les propone el juego de rol? “Suelen hacerlo de manera positiva, incluso en muchas ocasiones tras una reticencia inicial. Obviamente no es la panacea; no sirve en todos los grupos ni en el total del alumnado, pero podríamos decir que es una estrategia metodológica que promueve la participación y el aprendizaje de una manera en la que el alumno participa de una experiencia inmersiva y creativa que pone de manifiesto la capacidad de uso de conocimientos y destrezas de forma dinámica”.

El papel del profesor

“En buenas manos, los juegos de rol pueden dar un gran resultado”, declara el profesor. Lejos de lo que pudiera parecer, las materias donde se cuenta con este recurso precisan de mucho tiempo de preparación. “Un juego de rol requiere de mucha experiencia como jugador de rol, como director de juegos de rol y una gran versatilidad y agilidad de adaptación a las reacciones del alumnado. La planificación es esencial, la relación de contenidos es básica, hay que realizar adaptaciones para que sea ágil para los participantes… El papel del profesor es multitarea, hay que controlar también la disciplina del juego”.

 

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¿Cuál es la reacción de los padres?

¿Qué sucede cuando un profesor plantea la asignatura como un juego de rol? ¿Cómo lo toman los padres? “Como todas las personas ante lo desconocido, principalmente tienen inseguridades sobre si una herramienta como un juego puede ser efectiva para el aprendizaje… y es normal porque no parece algo formal u oficial. Al no ver el libro parece que no se trabaja, pero en mi caso tenemos sesiones ‘formales’ con ‘material tradicional’, pero cuando saco todo ese contenido ‘formal’ y lo trasplanto a un trasfondo de ambientación de un juego de rol se pone en marcha todo lo que un alumno puede hacer”, argumenta Óscar Recio Coll.

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Relación familia-escuela: El respeto perdido al profesor

Padres que exigen en vez de dialogar. Otros que pasan directamente al insulto e incluso la agresión física. Azuzando el fuego, factores como la deriva en el trato entre adultos o las dudas que genera el cambio pedagógico. ¿Han perdido las familias el respeto al profesor?

 

Por Rodrigo Santodomingo

 

A la luz del conflicto, emerge un mantra: antes, la palabra del profesor iba a misa; ahora, los padres juntan filas con su hijo. Quizá sea una visión exagerada y parcial. En blanco y negro. Sin los matices de la complejidad educativa. O puede que ese cambio de tornas simbolice otra sentencia aun más contundente: demasiados progenitores están perdiendo (o han perdido por completo) el respeto al docente.

“Está ocurriendo. Por eso algunas CCAA han aprobando normativas para proteger al profesor”, asegura Pedro José Caballero, presidente de Concapa, la organización de padres mayoritaria en la Concertada. Postura antagónica ofrece Leticia Cardenal, su homóloga en Ceapa, la voz principal de las familias en la Pública: “no es más que una versión malintencionada según la cual los padres son lo peor; la realidad en las aulas no se vive así”.

Hace tiempo que el sindicato ANPE insiste en denunciar el trato degradante que, en su opinión, se dispensa al docente. Crisálida Rodríguez Serna, coordinadora estatal del Defensor del Profesor (su servicio de escucha y asesoría) confirma el fenómeno a tenor de las llamadas que reciben. Y sostiene que muchos padres se han “autoproclamado inspectores y a la mínima denuncian o van a ver al docente para enfrentarse a él”.

Ex-maestra, escritora y experta en la relación familia/escuela, Eva Bach puntualiza que “hay gran cantidad de padres exquisitos en su relación con el profesorado”. Pero suscribe que otros tantos “se han subido al carro del insulto y la descalificación fácil”.

Crisis de autoridad

Existe quorum sobre la erosión que en el pedestal docente ha provocado el desprestigio global de la autoridad. “A partir del 68 -y en España sobre todo con la llegada de la democracia- el concepto pierde fuerza”, apunta Bach. Desde esa óptica social y avanzando un par de décadas, el presidente de Concapa observa “cómo últimamente se han ido perdiendo las buenas formas entre adultos; parece que hay de imponer nuestro punto de vista, nuestro pensamiento único”.

Individuos con su verdad por bandera y legitimados para la grosería por tantos referentes mediáticos. “Esos programas con esas personas tan fantásticas y maravillosas porque confunden asertividad con mala educación”, apunta la coordinadora del Defensor del Profesor. “Las relaciones de calidad”, añade, por su parte, la escritora catalana, “requieren calma y generosidad, y esto escasea. Por el contrario abundan el estrés y la crispación, saltamos a la primera, a menudo tenemos poca paciencia y menos empatía”.

Si nos ceñimos a la esfera escolar, Bach identifica como germen de discordia el mayor nivel de estudios entre las familias. “El profesor ya no es referente del saber, el haber ido a la universidad no es la excepción. Hay padres con un historial académico superior al suyo que le miran por encima del hombro», asegura. Devaluación del estatus docente que se refleja -y a su vez procede- de la caída en los requisitos para acceder a la profesión. “Las notas de corte, sobre todo desde los 80, han bajado mucho. Alguna madre me ha llegado a decir que se conformaría con que su hija sirviese ‘al menos para maestra’”.

 

El profesor ya no es referente del saber, el haber ido a la universidad no es la excepción.

 

Todos fuimos alumnos

Despojado de ese blindaje de antaño, el docente actual ha de forjarse su propia autoridad día a día. Hablamos aquí de un respeto (o ausencia de) menos explícito. Uno que anida en las conciencias paternas y que trasciende -mientras explica- el choque verbal e incluso físico en los contactos con el profesor. “El respeto viene dado con el cargo, aunque es cierto que, con el avance del curso, por distintas circunstancias, se puede ir perdiendo. Esa palabra que tenía el profesor y que pensábamos que siempre era la más acertada, la más sabia… empiezas a cuestionarla”, admite la presidenta de Ceapa.

Una evidencia sustenta el juicio al profesor: todo padre y madre alberga ideas propias sobre cómo se debe enseñar. Opiniones en buena medida basadas en su experiencia como alumno y que algunos tratan de imponer. “Hay quien piensa que con sus recuerdos y cuatro cosas mal buscadas en internet ya es experto en Educación. Opinar alegremente demuestra una ignorancia atrevida”, dice Rodríguez Serna. Cuando el centro plantea una apuesta pedagógica alejada de la tradición, entra además en juego el factor generacional. “El enfoque por competencias, el aprender haciendo… son metodologías y estilos de enseñanza-aprendizaje muy incomprendidos por las familias”, explica la coordinadora del Defensor del Profesor.

En ocasiones, el pasado remueve a los padres y despierta emociones que engendran un deseo de venganza hacia la persona equivocada. “Si nosotros tuvimos una mala experiencia escolar, una relación conflictiva con uno o más docentes, y en su momento no supimos defendernos, ahora aprovechamos para resarcirnos, para saldar cuentas diciendo al profesor lo que en su momento no pudimos decir al nuestro”, analiza Bach.

 

En ocasiones, el pasado remueve a los padres y despierta emociones que engendran un deseo de venganza hacia la persona equivocada.

 

La autora barcelonesa piensa que otro mecanismo de defensa emocional puede echar leña a la hoguera del conflicto: “algunos padres se sienten culpables por pasar poco tiempo con sus hijos, y esa culpa les lleva a enfrentarse al profesor para demostrar al niño y a ellos mismos cuánto le quieren. Es una forma de amor muy perversa”. Sin ir tan lejos, Caballero reconoce que las familias “tienden a proteger y a ponerse del lado del hijo”, mientras que Rodríguez Serna percibe en esa actitud una “imposibilidad para controlar” al retoño en otras esferas de la vida doméstica.

Efectos a largo plazo

Se corre el riesgo de que el desencuentro padres/docentes active un círculo vicioso. Una enmarañada red de prejuicios y disposiciones negativas en la que ya no sabemos qué es causa o efecto. Alguien quien señala que ciertos profesores pecan de susceptibles, y en una mera sugerencia ven un ataque a su dignidad como profesional. Cardenal denuncia que algunos docentes perciben como una “intromisión cualquier intento de las familias por aportar o colaborar” en la vida escolar, y lamenta el aire “frío y burocrático” que envuelve últimamente los contactos con el centro. “Hay algo peor que la susceptibilidad: muchos sienten miedo”, asegura Rodríguez Serna, “y cuando sientes miedo, intentas defenderte, y cuando intentas defenderte, no siempre afrontas las situaciones desde la serenidad, sino que a veces recurres a la agresividad”.

Bach cuenta una anécdota que ejemplifica el recelo con que determinados centros miran a las familias. “Cuando me incorporé a un colegio, mis compañeros me recomendaron que saliera por la otra puerta para no encontrarme con los padres. Pensé que ocurría algo y les pregunté. Me respondieron ‘nada, simplemente mejor que no te los encuentres, son muy pesados’”.

¿El gran perjudicado? Siempre el hijo/alumno. “Cuando los padres descalificamos a un profesor, le negamos a nuestro hijo el permiso para aprender con él”, advierte la catalana. También se siembra en él la semilla de una planta venenosa: “le estamos mostrando ejemplos directos sobre cómo tratar sin respeto al que no nos gusta o con el que discrepamos. A la larga, esto puede comportar fragilidad o, en el otro extremo, tiranía”. Niños pagando a largo plazo la incapacidad de los adultos para sintonizar una senda común.

 

Cuando los padres descalificamos a un profesor, le negamos a nuestro hijo el permiso para aprender con él.

 

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Cómo actuar en caso de conflicto

Todas las fuentes consultadas para este reportaje coinciden: si el desacuerdo resulta inevitable, hay que mantener a los hijos al margen. “Nunca debemos desautorizar al profesor”, dice Leticia Cardenal, presidenta de Ceapa. Su homólogo en Concapa, Pedro José Caballero, añade: “como adultos, podemos abordar esas diferencias desde el diálogo, buscando el consenso, permitiendo que los alumnos se ocupen de su cometido: aprender”.

La coordinadora del Defensor del Profesor en el sindicato ANPE, Crisálida Rodríguez Serna, traza un símil familiar. “Es igual que en las relaciones de pareja, donde el padre no ha de contradecir a la madre delante del hijo y viceversa”. Rodríguez Serna apuesta por “contrastar todos los puntos de vista; también el del chaval, pero no solo”. Y la autora Eva Bach fija la frontera antes de ir a pedir cuentas al docente: “que no atente contra los derechos humanos, dé un trato vejatorio o contravenga el espíritu de la profesión”. Conceptos, por desgracia, ciertamente subjetivos.

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La silla de pensar, a examen

«Te has portado mal, a la silla de pensar». ¿Cuántas veces hemos escuchado esta frase o, incluso, hemos recurrido a ella? La silla de pensar es un recurso educativo que está siendo discutido en los últimos tiempos. Estas son las razones.

Por Terry Gragera

 

“Enviar a los niños a la silla de pensar o al rincón de pensar surgió como una técnica educativa mediante la cual se introduce el castigo a través de la reflexión. Esta forma de ‘educar’ es empleada con frecuencia tanto por las escuelas como por las familias de niños entre los 2 y los 6 años, aproximadamente”, explica Amparo Ibáñez, pedagoga en Valencia.

Para esta experta hay que tener en cuenta tres aspectos a la hora de recurrir a la silla de pensar, con la que se aparta al niño del grupo y se le tienen un tiempo fuera para que medite:

  • Edad del niño: “¿Realmente pensamos que el niño mientras está sentado en la silla está reflexionando sobre lo inapropiado de su conducta?”, se pregunta la pedagoga. “La silla no ejerce ese poder mágico, pero los padres y educadores sí. Cuando el niño todavía no ha desarrollado la capacidad de reflexionar por sí solo debemos acompañarlo y guiarlo en su pensamiento”, aclara. “Se trata de ir proporcionándole las estrategias adecuadas a su edad”, añade.
  • El valor del castigo: La silla de pensar es un tipo de castigo, de ahí que las nuevas corrientes pedagógicas la pongan en entredicho. “El castigo en sí es un método poco efectivo y a la larga puede incluso tener efectos negativos. Enseña al niño lo que no tiene que hacer en lugar de lo que tiene que hacer. Con el castigo la conducta se extingue temporalmente, pero puede volver a aparecer, por lo tanto es una situación puntual que en un momento ‘crítico’ nos saca del apuro. Quizá esta técnica supone el camino más corto, pero no el más eficaz. Cuando son castigados, los niños generan sentimientos negativos como el odio o la rebeldía, sentimientos que se convierten a la vez en reforzadores positivos de la conducta no deseada”, detalla Amparo Ibáñez.
  • Efectividad: ¿Puede un niño de cuatro o cinco años encontrar por sí solo una salida a su mal comportamiento? “A los niños debemos enseñarles alternativas a ese comportamiento que queremos corregir y enseñarles a reemplazar la mala conducta por otra más aceptable. En este sentido, creo más en un refuerzo positivo y equilibrado cuando hay conductas deseables que queremos instaurar, utilizando recompensas verbales como las alabanzas o físicas como los abrazos”, aclara la pedagoga.

En esta misma línea se expresa Ana Guillén maestra de Infantil del Colegio Santiago Ramón y Cajal de Fuenlabrada (Madrid). “No me gusta castigar a pensar porque pensar no es castigo, es un privilegio, por eso todas las sillas de los 25 alumnos de mi aula son sillas de pensar”, explica. “Hay que tener en cuenta que el niño convive con muchas situaciones de estrés en su vida diaria, casi no les dejamos momentos para hablar, su tiempo está muy estructurado, también les afecta el estrés del adulto. Aquí estamos con 25 alumnos, mientras que en Finlandia hay dos tutores con 8-12 niños… Pero, a pesar de todo ello, no pueden hacer lo que quieran, han de respetar a niños y a adultos por eso es importante tener una buena base de normas consensuadas con ellos”, detalla.

 

¿Refuerzo positivo?

Pero si no utilizamos técnicas como la silla de pensar, ¿qué recursos quedan para corregir las conductas inadecuadas de los niños? ¿Se puede conseguir solo con el refuerzo positivo? “A mí me funciona muy bien fomentar las buenas actitudes. En lugar de regañar a un niño que está mal sentado, digo: ‘¡qué bien está sentada Irene’, e inmediatamente, todos se sientan bien. Pero también hay casos en que se portan mal y esto no funciona; entonces les invito a abandonar la actividad, pero sin perder el contacto total, les invito a salir del grupo: ‘estás cansado, descansa un poco y cuando estés bien, te incorporas’. O si han pegado a un niño les hago ver que está triste y llorando”, revela Ana Guillén.

En lugar de regañar a un niño que está mal sentado, digo: ‘¡qué bien está sentada Irene’, e inmediatamente, todos se sientan bien.

La pedagoga Amparo Ibáñez ofrece otras alternativas ante actitudes disruptivas que no responden al refuerzo positivo, como la economía de fichas (sistema de recompensas), la extinción (eliminar lo que refuerce la actitud no deseada) y la sobrecorrección (el niño ha de corregir el daño causado), “por ejemplo, si ha pintado garabatos sobre la pared, le daremos la oportunidad de que los limpie, y si no hace caso, además de los garabatos deberá limpiar toda la pared”.

 

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La silla de la calma, la mesa de la paz

Estas son algunas opciones que pueden sustituir a la silla de pensar:

  • Sillón de la calma: Padres (o educadores) y niños se sientan juntos para hablar de lo que ha sucedido y poner palabras a las emociones del pequeño.
  • Banco de la amistad: Un lugar que se decora entre toda la clase y donde los niños se sientan juntos para dirimir sus conflictos.
  • Rincón para resolver conflictos: Una zona concreta donde pueden sentarse varias personas cómodamente para hablar con calma, mantener un diálogo pausado y ayudar al niño a encontrar alternativas a su comportamiento.
  • Mesa de la paz: Es un recurso propio de la pedagogía Montessori que puede utilizarse de forma individua o grupal. Es un lugar donde los niños saben que pueden ir a serenarse y que cuenta con materiales sensoriales para reconducir el nerviosismo y el enfado.

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Educar en el apego: La tribu conquista las aulas

Los hallazgos neurológicos respaldan que un entorno de afecto facilita el aprendizaje. La enseñanza basada en el apego promueve las ‘aulas tribales’.

 

Por Javier Peris

Que se aprende mejor con una relación de confianza y de afecto con el docente y con el resto de los compañeros no es una idea nueva, pero ahora viene respaldada con los hallazgos de la neurociencia y el denominado ‘cerebro social’. El concepto de la tribu como agente educador, que hizo popular en España el filósofo José Antonio Marina, está en la base de la propuesta, centrada en el aula, de Louis Cozolino, psicólogo estadounidense autor de ‘La enseñanza basada en el apego. Crear un aula tribal’, que ha sido traducido ahora al castellano (Desclée, 2019).

“La creación de un aula tribal es un acto subversivo”, afirma Cozolino para señalar las consecuencias negativas de la Educación estandarizada y sujeta a los mismos métodos pedagógicos y que se relaciona, en su opinión, con el individualismo y la competencia que extendió la Revolución Industrial. El concepto de la tribu, el entorno natural en la que se aceptan las dependencias y se trabaja por objetivos comunes, rompería con este esquema proporcionando un ambiente más propicio y eficaz para el aprendizaje.

“La capacidad de un alumno para aprender está influenciada profundamente por la calidad de su apego a los profesores y a los compañeros”. No es un enfoque voluntarista. Para Cozolino “los datos de la neurociencia social, antropología cultural y de la bioquímica apoyan la teoría de que nuestros cerebros evolucionaron para aprender de los profesores cariñosos y compasivos que nos conocen bien y que se concentran en nuestro bienestar”. Fomentar este ‘apego seguro’ entre docente y alumno, basado en compartir y no en imponer, se ha demostrado -el autor describe muchos ejemplos- muy eficaz para recuperar a niños y jóvenes para la instrucción y la Educación.

Recuperar a todos

En efecto, la enseñanza basada en el apego se demuestra especialmente eficaz en entornos difíciles, con circunstancias socioeconómicas complicadas que impiden a los alumnos y a sus familias valorar la importancia de la Educación. Se trata de dar un paso más en la enseñanza personalizada; no detenerse en el seguimiento académico del alumno y promover una complicidad sana con la situación personal del alumno.

Cruz Pérez, profesor de la Universitat de València y formador de docentes, es el editor y director de la colección ‘Aprender a Ser’ que ha publicado en España el trabajo de Cozolino. Pérez recalca la validez y la oportunidad del modelo del apego en la Educación en España: “Los datos del fracaso escolar son tremendos, y los profesores también tenemos nuestra responsabilidad en que muchos jóvenes abandonen el sistema educativo. Debemos hacer un esfuerzo para adaptar la docencia a aquellos casos en los que se viene de casa con graves problemas”.

El desafío, sostiene Cruz Pérez, no estriba tanto en la consecución de unos objetivos académicos como en inspirar y motivar a los alumnos con problemas para que logren unos objetivos personales: “Muchas veces lo primero que hay que decirles es: ¡olvídate de las comparaciones!”. Pero ¿hay margen en el sistema educativo para esta pedagogía? Para Pérez sí que existe: “Es verdad que los profesores se sienten cansados por la burocracia, desmotivados por la falta de alicientes, presionados por los demás agentes educativos… Mi opinión, sin embargo, es que lo que más desgasta es la falta de ilusión, y no sentirse apoyado en esa tarea de suscitar la motivación en un alumno”.

Gestionar el estrés

Sí, los docentes sufren estrés, pero ¿y los alumnos? Cozolino da a esta cuestión mucha importancia, porque “el estrés social debilita a docentes y alumnos”. La excitación excesiva es negativa, pero también la relajación, y esta es una afirmación que tiene una aplicación directa en la enseñanza: los niveles altos tanto de adrenalina como de cortisol acaban por inhibir el aprendizaje. Por eso, construir un ambiente con las dosis justas de estrés es una tarea básica para lograr un aula tribal; es decir, un grupo en el que sus individuos se sienten obligados a colaborar por motivos de apego, de familiaridad…, voluntariamente.

 

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No es un reto

“Jugar, explorar y aprender”. Así resume Cozolino un itinerario pedagógico muy conocido pero poco practicado. Quizá porque existen pocos manuales de uso. Entre las numerosas propuestas concretas destaca la importancia de las historias, de contar cuentos. Para un aula que basa su aprendizaje en compartir y en ayudarse, las historias motivan, sugieren, suscitan el debate y enseñan valores mucho mejor que la mera descripción. Y también aquí la ciencia despeja las dudas sobre su conveniencia: “Una historia bien contada proporciona al cerebro la mejor plantilla y la mejor estrategia posibles para la organización del pensamiento en los dos hemisferios. De hecho, la coherencia y la inteligibilidad de las narraciones que generamos están vinculadas a las relaciones seguras de apego, a la autoestima y a la regulación emocional” de los escolares.

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El suicidio adolescente y las llamadas de atención calladas

La adolescencia es una de las etapas más frágiles de la vida. Es un tránsito donde la soledad y la fragilidad son características nucleares. Para protegerse de ella y alejarse de los padres, el adolescente se refugia en sí mismo y en su grupo social.

 

El pasado 15 de mayo conocíamos la noticia del niño de 11 años que se lanzaba al vacío desde su casa ubicada en la localidad valenciana de Mislata. En su caso, pese a haberse arrojado desde un cuarto piso, se salvó porque cayó encima de un vehículo que amortiguó la caída. El niño sufría acoso escolar en el colegiopero sus padres denuncian que no se han tomado las medidas suficientes y que la autolesión de su hijo se podría haber evitado.

Para el doctor Sergio Oliveros, psiquiatra y fundador del Grupo Doctor Oliveros, es importante saber que «el adolescente lanza llamadas calladas de socorro que no debemos despreciar». Sin embargo, lo terrible es que tales llamadas con frecuencia no son atendidas por nadie. «Todos hemos oído a alguien decir con cierto desprecio Se ha cortado las venas, pero no es más que una llamada de atención. En efecto, es una llamada de atención, pero, lejos de ser una nimiedad, forma parte de un proceso que, de no ser atendido, puede culminar en la muerte del adolescente», advierte el experto.

 

Adolescencia, una etapa frágil

El suicidio es la segunda causa de muerte entre los 15 y los 24 años de edad sólo superada por los accidentes de tráfico. Una cifra escandalosa que no genera la necesaria atención.  En 2015 supuso el 5% (casi 200, mayoritariamente varones) de todos los suicidios en España y, aunque no se dispone de cifras oficiales más recientes, varios índices sugieren que está en aumento.

El suicidio es la segunda causa de muerte entre los 15 y 24 años.

La adolescencia es una de las etapas más frágiles de la vida. Es un tránsito donde la soledad y la fragilidad son características nucleares. Para protegerse de ella y alejarse de los padres, el adolescente se refugia en sí mismo y en su grupo social. «No es casual que juegos macabros como La ballena azul tengan estrechas similitudes con los ritos iniciáticos de sociedades tribales, sectas o colegios mayores (novatadas). El que los pasa se convierte en adulto y es aceptado por el grupo. Pero todo esto ocurre de espaldas a los adultos, no estamos invitados al juego. Eso impide que el adolescente pueda comunicar abiertamente a sus padres sus ideas y sufrimiento. Por tanto, los signos de alerta del suicidio, lo que denominamos llamadas calladas de ayuda, nunca son evidentes pero su observación y análisis puede dar la alarma a tiempo», sostiene el experto.

 

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Signos de alarma

-Menciones a la muerte, el más allá, desaparecer, no ser nada en el mundo.

-Conductas autolesivas: heridas por rascado, quemaduras, cortes.

-Síntomas depresivos: aislamiento, llanto, tristeza, irritabilidad, falta de apetito, bajo rendimiento académico, apatía, indecisión, ideas de culpa y vergüenza.

-Cambios en la conducta: conducta errática, inquietud, falta de concentración.

-Cambios en el sueño: insomnio nocturno e hipersomnia diurna, pesadillas.

-Disminución del peso.

-Ideas de desesperanza: las cosas no pueden mejorar hasta que no esté.

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El momento crítico lo suele marcar una mejoría súbita del estado de ánimo pues suele señalar que la decisión está tomada y la tentativa va ser inmediatamente ejecutada. «Sean 13 o 50 las razones, como en la serie televisiva y el juego de La Ballena Azul, podemos concluir que el suicidio adolescente no es nunca un hecho aislado, sino la culminación de un proceso que incluye intentos fallidos, por parte del adolescente de hacer notar al entorno, sobre todo a los adultos -y, principalmente, a los padres- que necesita ayuda. Cualquier llamada de atención requiere toda nuestra dedicación, incluso cuando tenga un carácter manipulador en apariencia», advierte Oliveros.

Desatender estas señales, actuar como si no pasara nada, hace que el adolescente caiga en la desesperación más profunda. «Es en ese estado en el que uno puede dejarse reclutar en juegos como La ballena azul o el Abecedario, entiende que no merece vivir y es cuando da la bienvenida a la tortura que otros ejerzan sobe él. Si uno no existe para nadie, no existe para sí mismo. Con el tiempo el adolescente se abocará al suicidio como una agresión póstuma a todos aquellos que no repararon o que indujeron su dolor como en la serie 13 Razones», razona el psiquiatra.

Por otra parte, «el manejo de las ideas de suicidio en un adolescente requiere una actitud comprensiva y receptiva, así como una valoración especializada minuciosa inmediata que incida en el desarrollo longitudinal del cuadro. Los síntomas depresivos graves deben ser abordados con antidepresivos vigilando el empeoramiento de las ideas de suicidio a corto plazo propio de esta población con estos fármacos. Cuando no se pueda asegurar la integridad física del paciente en el marco ambulatorio se procederá al ingreso psiquiátrico táctico», explica.

Por último, el experto advierte que es imprescindible el abordaje psicoterapéutico que debe incidir sobre los aspectos desadaptativos del adolescente, crear una relación de confianza y seguridad y reforzar la confianza en sí mismo. «En general, es recomendable alejar al paciente de las redes sociales y del teléfono para eliminar el eventual ciberacoso. La coordinación familia, colegio, psiquiatra y psicólogo es esencial», concluye.