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En la España camino de los cuatro millones de parados, los niños no se quedan al margen. El desempleo de los padres puede provocar situaciones de tensión en el hogar que agravan los problemas económicos de la familia y pueden influir muy negativamente en los hijos. Pero la crisis también tiene su parte buena. Así deben los padres actuar con los “hijos del paro”.
El pasado mes de octubre, cuando la cifra de parados en España no llegaba a los 2,9 millones, la presidenta de la Confederación Española de Centros de Enseñanza, Isabel Bazo, daba la primera señal de alarma: “La crisis económica ya está provocando que muchos niños lleven tarteras al colegio, porque sus familias no pueden pagar el servicio de comedor, y muchos padres pueden verse abocados a cambiar a sus hijos de un centro concertado o privado a uno público”. La noticia fue recogida por los medios desde el anecdótico titular de “Las tarteras vuelven al colegio”.
Casi medio año después, el número de desempleados está en vías de alcanzar los cuatro millones, más de 800.000 familias tienen a los dos cónyuges en paro y cada vez son más los padres que ven con preocupación cómo la crisis afecta a sus hijos. En efecto, una generación de españoles va a crecer bajo el signo de las dificultades económicas y, según vivan sus padres esta situación, los niños de hoy pueden verse mañana afectados de manera significativa. Son los hijos del paro.
Problemas frecuentes
Según los expertos, cuando una persona pierde su empleo pueden sobrevenirle problemas de carácter emocional y físico que agravan la carestía económica: ansiedad, falta de concentración, sueño irregular, problemas de memoria, cambios de humor, fatiga, dolores físicos, alejamiento del entorno, tendencia a la depresión, discusiones familiares, falta de autoestima… Y todo esto afecta, de un modo u otro, a los más pequeños. Para enfrentarse a una situación de desempleo sin que los hijos lo vivan de forma traumática, el psicólogo Jesús Ramírez recuerda que “en primer lugar, es importante la edad de los niños, porque no lo viven igual a los seis que a los dieciséis. Un niño pequeño no entiende que sus padres estén o no en el paro, por lo que el problema puede venir cuando los padres discuten o plantean el desempleo como un drama y lo magnifican delante de sus hijos.
Cuando los niños ya pasan a ser adolescentes, la cosa cambia, entre otras cosas porque repercute en ellos de manera directa, al no percibir dinero de sus padres o ver mermadas sus posibilidades económicas. Con niños pequeños, lo ideal sería que los padres dejaran a los hijos al margen y trataran de afrontar el problema sin involucrarlos. En el segundo caso, sí es conveniente que los hijos adolescentes sean partícipes de lo que ocurre y colaboren en la medida de sus posibilidades, que pasarán por adaptarse a la nueva situación. En ambos casos, es absurdo vivirlo como un drama porque no va a conducir a nada positivo”.
Marcado por sus amigos
En principio, los padres conocen bien la teoría, pero cuando las nóminas dejan de llegar a casa, el riesgo de perder la compostura es elevado. José es padre de familia, tiene cuatro hijos y está en paro desde hace varios meses: “Mi mujer y yo intentamos superar la situación como podemos, pero mis hijos no sé si entienden lo que pasa en casa. Dos de ellos son adolescentes y como a sus amigos no les afecta la crisis, no quiero que se avergüencen de nosotros ni que se sientan diferentes al resto”. Su caso no es excepcional. En la edad de las comparaciones con los amigos y del desapego hacia los padres, muchos progenitores no saben cómo exponer a sus hijos el problema de la crisis. Jesús Ramírez pone el dedo en la llaga del sentido común: lo mejor para que lo entiendan es explicárselo sin rodeos. “Conviene hacerles partícipe del problema de forma natural. Los adolescentes están más sensibilizados y son más comprensivos de lo que solemos creer”, explica el psicólogo infantil.
Pero no todo son dificultades de carácter emocional. La falta de recursos puede plantear escenarios complejos.
Un buen catalizador de estos problemas es la escuela: cada vez más colegios se encuentran con padres que no pueden pagar la mensualidad, otros que suprimen el servicio de comedor, niños que no pueden ir a las actividades extraescolares… Eso supone que, mientras sus compañeros van al comedor, el niño se lleva una tartera; deja de jugar al fútbol con sus amigos; o incluso tiene que cambiar de centro. Esto puede llevar al niño a sentirse marginado frente a sus compañeros… o a vivirlo con naturalidad. Todo depende de cómo lo vivan los padres: “Respecto a las tarteras, esto no sólo no está mal visto por sus compañeros, sino que suelen generar envidia porque la comida preparada en casa les parece más rica que la del colegio. Además, al estar los padres en paro, es más fácil que puedan comer en el propio domicilio, lo cual es muy positivo. En cuanto a las actividades extraescolares, hay mil estrategias para que los niños no las abandonen, puesto que en los centros culturales y en los clubs de barrio suelen ser de carácter gratuito o tener un precio más bien simbólico. En cualquier caso, si se plantea desde el punto de vista de que es bueno para el niño el cambiar de equipo deportivo o cultural (danza, teatro, idiomas, etc.), el pequeño lo aceptará con más facilidad”, dice Jesús Ramírez.
La cara buena de la crisis
Pero, ojo, no todo son perjuicios en el tema de la crisis. Incluso a pesar de los problemas económicos que pueden recortar las comodidades y beneficios materiales que disfrutan los hijos. ¿El motivo? Los padres desempleados pueden aprovechar para disfrutar de sus hijos y desempeñar actividades que antes no podían hacer porque se lo impedía su trabajo. Quizás muchos padres puedan ir, de nuevo, a recoger a los niños a la salida del centro educativo, acudir a las reuniones con los profesores, preparar la comida en casa en lugar de contratar el comedor, ayudar a los hijos con los deberes, estar en casa por la tarde cuando llegan, implicarse en su educación, jugar con ellos…
Además de los beneficios lógicos que supone pasar más tiempo juntos en familia, y como señala el psicólogo infantil, tener que apretarse el cinturón puede ser un buen momento para enseñar a los hijos valores como el ahorro, la austeridad, la generosidad o el compromiso familiar. “Siempre es un buen momento para hacerlo –añade Jesús Ramírez–. No es preciso que se viva una situación de crisis para inculcar este tipo de valores; de hecho, si se ha hecho con anterioridad a la situación de desempleo, los niños van a estar mucho mejor preparados para afrontarlo. Naturalmente, la crisis también puede tener su parte positiva”.
A aquellos matrimonios que se plantean la separación o el divorcio por las tensiones derivadas de la situación de falta de empleo, el psicólogo les lanza una llamada a la reflexión: “Es un tema muy delicado, porque si se ha generado un problema de autoestima o depresivo, las reacciones van a ser, casi de manera segura, bastante agresivas, o por el contrario, de venirse abajo aún más, por lo que la solución hay que buscarla desde el bienestar de los hijos, más que culpabilizando a la pareja”. Ya se sabe: la familia que atravie
sa una crisis unida…
Las células madre de la sangre del cordón umbilical están en el centro de una agria polémica entre el Ministerio de Sanidad y las empresas que ofertan su almacenamiento privado. Su verdadera utilidad a la hora de curar enfermedades del recién nacido protagoniza un debate que en ocasiones se sitúa en los límites de la ciencia ficción.
Al hablar de células madres procedentes de la sangre del cordón umbilical (SCU), no todo es una guerra de cifras que se sustenta en verdades a medias y se anima con perspectivas que difieren como el día y la noche. Por lo menos estamos de acuerdo sobre su uso terapéutico actual: sirven para tratar enfermedades de la sangre, a destacar leucemias y linfomas.
Hay otro punto en el que las opiniones convergen. La SCU no tiene ninguna utilidad para uno mismo (trasplantes autólogos) en caso de que la enfermedad sea congénita, pero sí cuando la patología es adquirida. Si la enfermedad tiene un componente genético, habrá que recurrir a otro donante (trasplante alogénico).
Y aquí empieza un confuso baile de números que deriva en una pregunta de difícil solución: ¿a quién creer? Eladio Peón, director del banco privado Celvitae, afirma que “en el 86% de los casos, la SCU se ha utilizado para tratar enfermedades adquiridas. Tiene todo el sentido guardarla para uso personal”. Escuchemos ahora a Gregorio Garrido, jefe de servicio de área médica de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT): “El almacenamiento para el niño recién nacido tiene una utilidad casi nula, ya que la mayoría de las enfermedades que pueden ser tratadas con SCU tienen una base genética. El donante va a tener que recurrir casi con total seguridad a los bancos públicos”.
Aún hay más. La ONT asegura que los bancos públicos desechan (por no tener el mínimo de celularidad establecido o por problemas en la recogida o en el transporte) el 40% de las muestras de SCU. Peón aumenta esta cifra al 70%, mientras que los bancos privados “guardan la totalidad de las unidades”. Ante todo porque “existen expectativas muy buenas en el campo de la medicina regenerativa”.
¿Un sueño futurista? “Pura especulación”, en palabras de Garrido. Por su parte, el director de Celvitae se desmarca de otros bancos privados que “venden la SCU como un seguro de vida”, aunque estima que el Ministerio de Sanidad “muestra un exceso de celo” a la hora de regular el almacenamiento para eventual uso del niño o de otros miembros de la familia: “Los padres deberían poder decidir libremente qué se hace con la SCU de sus hijos”.
Exceptuando Italia, España es quizá el país con una legislación más restrictiva ante la creación de bancos privados. Éstos pueden existir, pero cumpliendo una serie de requisitos que desvirtúan la misma noción de privado en una sociedad de libre mercado: la sangre allí almacenada puede ser requerida por cualquier paciente que la precise y el banco no ha de tener ánimo de lucro. La consecuencia es que casi todas las empresas que operan en nuestro país guardan sus muestras en el extranjero.
Públicos y privados
BANCOS PÚBLICOS
Existen ocho bancos públicos en nuestro país (Madrid, Barcelona, Málaga, Valencia, Galicia, Tenerife, País Vasco y Asturias), aunque es posible donar SCU en todas las comunidades autónomas. El número de maternidades asociadas a estos bancos no deja de aumentar (consultar en www.ont.es ), pero aún está lejos de cubrir toda la red de hospitales donde nacen niños en España. Para ser donante, basta con tener un embarazo normal y someterse a los controles y exámenes clínicos pertinentes. Actualmente hay más de 34.000 unidades de SCU almacenadas, con una tasa relativa a la población que sólo supera Australia.
BANCOS PRIVADOS
Debido a las trabas legales estipuladas por el Ministerio de Sanidad para guardar SCU con vistas a un eventual uso propio o familiar, la práctica totalidad de las empresas que ofertan este tipo de servicio almacenan sus muestras en el extranjero. Si optamos por un banco privado (entre 1.500 y 2.000 euros más, en algunos casos, cuotas anuales), hay que cerciorarse de que la empresa ha firmado un convenio con la maternidad en la que va a nacer el niño. Y si la sangre va a guardarse fuera de la Unión Europea, es necesario cursar una solicitud a la Organización Nacional de Trasplantes. El precio suele cubrir 20 años de almacenamiento con posibilidad de prolongarlo de forma indefinida.
La Semana Santa supone el primer parón vacacional del nuevo año. Toca poner a prueba la imaginación para conseguir la combinación perfecta entre el merecido descanso paterno y un ocio a la medida de los reyes de la casa.
La Semana Santa está llena de tentadoras ofertas de viajes a las que muchas veces, tras el pesado arranque del año, resulta difícil resistirse. Pero, ojo, viajar con niños pequeños sin hacer una buena organización previa puede traer muchos quebraderos de cabeza.
Lo primero de todo es seleccionar dónde ir. Para ello hay que considerar las limitaciones propias de un niño, que serán mayores cuanto menor sea su edad. ¿Playa o montaña? ¿Campo o ciudad? Cualquier opción tiene sus pros y contras. El mar es ideal para nuestros hijos por sus amplios espacios abiertos, que les permiten jugar sin problemas y les proporcionan un campo de nuevas experiencias. Pero nunca hay que olvidar protegerles frente a posibles peligros, controlarles en el agua y evitar su exposición prolongada al sol.
En la montaña, una de las opciones más saludable para los niños puede ser el camping. Los pequeños estrán así en contacto con la naturaleza en un entorno de convivencia con otras familias. Las vacaciones pueden plantearse como una aventura que empieza desde el mismo momento en el que se implica a los niños en el montaje de la tienda de campaña. Las casas rurales también están en boga y permiten pasar unas vacaciones tranquilas.
Inmersión en la ciudad
En la mayoría de localidades españolas nos aguardan las tradicionales procesiones, además de tesoros culturales, monumentos y rincones cargados de historia. Y es que la propia Semana Santa tiene un enorme valor patrimonial. Además, muchos lugares incluyen actividades donde los niños son los protagonistas: por ejemplo, las populares procesiones infantiles de La Borriquita, en Castilla y León.
A la hora de visitar otras ciudades lo primero es pensar que el ritmo con el que nos movemos nosotros no es el mismo que el de nuestros hijos. Antes de salir de casa habrá que documentarse sobre qué planes son los más factibles. Quizá debamos renunciar a conocer todos los rincones con encanto y las grandes pinacotecas, pero hay muchas posibilidades por explorar.
Son muchos los museos que ofrecen actividades propias para la familia. En el Arqueológico Nacional de Madrid, por ejemplo, tenemos Aventuras de arqueólogo, una actividad con la que los niños conocerán las valiosas piezas custodiadas en el museo. Sin movernos de la ciudad, La Casa Encendida de Madrid o los CosmoCaixa tienen su propia programación para los niños. Las actividades deportivas son siempre una buena opción para que los niños quemen adrenalina. Alquilar bicis es, sin duda, una forma distinta de conocer la ciudad.
Los parques temáticos con animales suelen ser también sinónimo de éxito en unas vacaciones urbanas. Puedes elegir entre el Zoo o Faunia, en Madrid; el Oceanográfico, en Valencia; l’Aquàrium de Barcelona…También podemos encontrar teatro infantil, cine en 3D… Las oportunidades que alberga la ciudad son inagotables. Esta Semana Santa no hay excusa para quedarse en casa.
Aquí en contrarás consejos prácticos para tus vacaciones.
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La utilización de las TIC de forma inadecuada puede generar adicciones graves. Muchos lectores de nuestro consultorio nos solicitan orientación ante los problemas que hoy presentan nuestros jóvenes.
Primero, decirles que las soluciones colectivas no sirven, cada persona tiene su problema y su forma de resolverlo. Las orientaciones que aportamos sirven como referentes que pueden sugerir el camino más adecuado, pero nunca aportamos ninguna solución concreta. Sin conocer científicamente a la persona y sus circunstancias es imposible sugerir tratamiento.
Cada vez es más frecuente encontrar padres preocupados por las dificultades que sus hijos presentan para obtener unos resultados académicos satisfactorios. En muchos casos es consecuencia de un exceso de uso de las TIC, que les ocupan mucho tiempo y les dificultan la atención necesaria para aprender.
Es cierto que hasta no hace mucho la mayor preocupación de las familias era la dependencia que generaban las drogas, una lamentable realidad que sigue siendo una lacra pero es ya un tema sobre el que la mayoría de los padres están alerta, y si tienen la desgracia de que a sus hijos les pille esta plaga, procuran buscar las ayudas médicas, psicológicas y de especialistas que puedan resolver o paliar los problemas que van apareciendo.
Hoy aportamos otra realidad, aparentemente menos dañina, que forma parte de la vida de nuestros hijos. Según las estadísticas, casi el cien por cien de niños ha recibido esta Navidad algún videojuego de regalo, y conviene advertir de los riesgos que mal usados pueden suponer en quien los usa. La tecnología en todas sus formas tiene como objetivo facilitarnos la vida, pero como todos los medios, si no se usa adecuadamente, en vez de lograr el fin para el que fue pensada puede provocar el efecto contrario.
Que nadie piense que estoy en contra de las TIC, todo lo contrario. Indiscutiblemente son una de las causas fundamentales del progreso de la llamada sociedad del bienestar. Casi ninguno de los juegos o aparatos que salen al mercado son malos per se. Es más, nuestros hijos deben conocerlos, pues en el mundo que les va a tocar vivir serán algo esencial. La mayoría son dignos de que se usen y, además de llenar tiempo de ocio, colaboran a desarrollar aptitudes y actitudes positivas. Entonces, ¿por qué recibimos tantas cartas y llamadas de padres preocupados por el tema? Según los últimos estudios realizados sobre la adicción a las TIC, es alarmante el porcentaje de jóvenes que la padecen. La televisión, el ordenador, el móvil, internet, etc. pueden ser medios con excelentes resultados si se usan con una finalidad y durante un tiempo concreto; si no es así, pueden generar una dependencia que dificultará obtener de ellas el fruto apropiado. ¿Dónde está el secreto entonces? En que se utilicen de forma adecuada, estando alerta sobre algunas conductas y actitudes que pueden indicar que existe un problema: por ejemplo, cuando el tiempo dedicado a estas actividades es excesivo, dificulta las relaciones personales e impide dedicar el tiempo necesario a estudiar, trabajar o desempeñar una vida normal. O cuando comienza a perderse el control de cuánto se juega y cuándo, o el gasto en el móvil o en videojuegos es excesivo, o si se empieza a tener un comportamiento compulsivo.
Para no extenderme más, sólo un sencillo consejo para todos los padres: el uso de las TIC hoy es necesario, pero también lo es mantener una vigilancia que ayude a usarlas correctamente y evitar a toda costa la dependencia, que en todos los casos es una patología de la libertad y del desarrollo.
Mi hija quiere estudiar Criminología y está terminando 2º de Bachillerato. Quisiera información sobre esta carrera y dónde se puede estudiar. Gracias. Inma. Madrid
Criminología es una licenciatura que surge de la necesidad de dar respuesta a problemas relacionados con la conducta delictiva, el delincuente y la víctima, y el control social del comportamiento desviado.
Es una carrera de segundo ciclo, es decir, para acceder hay que tener aprobado el primer ciclo de otra licenciatura. Las más afines son Derecho, Psicología, Sociología y Trabajo Social, aunque actualmente se puede acceder también desde diversas carreras como Medicina, Ciencias Políticas o Terapia Ocupacional, y se imparte en distintas universidades de Madrid, Barcelona, Alicante y Valencia.
Así pues, el primer paso de tu hija deberá ser qué carrera iniciar tras la Selectividad; sólo una vez aprobado el primer ciclo, podrá cursar los dos años de la licenciatura en Criminología.
¿Te imaginas un fin de semana entero hablando en inglés sin coger el avión? Ahora es posible hacerlo cada fin de semana en Segovia, gracias a los cursos para niños y adolescentes que ofrece el Pueblo Inglés de viernes a domingo. Allí adultos y pequeños pueden disfrutar de todas sus ventajas.
El Pueblo Inglés se encuentra situado en El Casón de la Pinilla (Segovia) y ofrece programas residenciales para niños de 8 a 13 años y chavales de 14 a 17, de viernes a domingo. Tienes más información en www.puebloingles.com o en su número de teléfono 902 10 37 37
En tiempos de prisas para todo, aprovechar el fin de semana para hacer actividades en familia puede ser enormemente gratificante. Cada vez son más las empresas que ofrecen la posibilidad de disfrutar del campo, descansar o aprender inglés juntos.
Las horas extras en la oficina, el inglés, los atascos hasta llegar a casa… y una vez que llegas, las tareas del hogar. Los psicólogos no dejan de recordarlo: el ritmo frenético de los padres de hoy acaba pasándole factura a los más pequeños, que buscan en la calle y en internet la atención que no reciben en sus hogares.
La psicóloga Mª Carmen Solís, que trabaja con alumnos de Primaria en un centro educativo, lo sabe de primera mano. “Vivimos en una época en la que se menosprecia el valor de la familia”, reconoce, “y no somos conscientes de la necesidad que tienen los niños de reforzar los lazos familiares y de identificarse con su congéneres”. El consejo de esta especialista es aprovechar el tiempo de ocio para hacer actividades en familia. ¿Y qué mejor que el fin de semana?
Cosas de niños
Desde reciclar papel o fermentar queso a descansar en un hotel prehistórico. Las posibilidades que ofrecen las empresas para disfrutar en familia son infinitas. Y además, es posible hacerlo sin que se resienta el bolsillo. Una de las grandes ventajas de viajar con niños es que es tremendamente económico. En tren, los niños hasta cuatro años viajan gratis, siempre que no ocupen asiento, y los menores de 12 disfrutan de un descuento del 40%; en avión también existen reducciones para estas edades, que dependen de la compañía, y los menores de dos años no pagan nada. Para el alojamiento, también cada vez son más los hoteles que se apuntan a la moda del niño gratis.
Si el trayecto es en coche, es indispensable no olvidar comida y bebida, una prenda de abrigo o gafas de sol, dependiendo de la época del año, y su música favorita para tenerles entretenidos. Fácil, barato y gratificante. Ahora ya sólo queda elegir destino.