El director de la Red de Obras Educativas La Salle explica las claves del "Nuevo Contexto de Aprendizaje (NCA), un proyecto con el que la institución educativa pretende "consolidar una escuela abierta al mundo".

El director de la Red de Obras Educativas La Salle explica las claves del "Nuevo Contexto de Aprendizaje (NCA), un proyecto con el que la institución educativa pretende "consolidar una escuela abierta al mundo".

La Federación de Enseñanza de CCOO de Castilla-La Mancha ha considerado que la partida destinada a Educación en los presupuestos regionales para 2022 "no es suficiente" pese a que ha valorado positivamente el aumento del gasto en esta cartera.
El pleno del Consell ha aprobado este jueves el acuerdo de autorización de la contratación de un suministro de equipamiento de material didáctico específico de Formación Profesional para los centros educativos, que saldrá a licitación por cerca de 20 millones de euros.
La Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid ha actualizado la Estrategia de detección precoz, vigilancia y control de Covid-19 de la región y ha establecido que, ante la aparición de casos esporádicos, no habrá cuarentenas en los centros educativos, si bien la Dirección General de Salud Pública indicará las actuaciones a seguir ante la aparición de brotes.
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Científicos, profesores e ingenieros han pedido a Educación no "marginar" la informática del nuevo currículo de Bachillerato ni limitar esta disciplina a una formación "puramente instrumental" del manejo de ordenadores, dispositivos móviles y software (competencia digital), sin enseñar sus principios científicos y tecnológicos.

Del 14 al 18 de marzo, profesionales de diversos ámbitos darán a conocer 24 salidas profesionales universitarias y ocho de Formación Profesional, que este año se incorpora como novedad junto una jornada específica para fomentar las vocaciones STEAM.

Un grupo de estudiantes de Bachillerato de Caxton College, con ofertas para estudiar en prestigiosas universidades, como la de Cambridge en Reino Unido, nos cuentan su experiencia para acceder a este tipo de ecosistemas académicos.
[dropcap font=»arial»]C[/dropcap]ada vez son más los alumnos que apuestan por realizar sus estudios superiores en el extranjero debido a la globalización y a las limitadas expectativas que existen en el mercado laboral español. Reino Unido y Estados Unidos son algunos de los principales países a los que acuden los estudiantes españoles para cursar una carrera universitaria fuera de nuestras fronteras. Una de las razones fundamentales de este interés reside en que en ambas áreas se encuentran las universidades públicas y privadas que habitualmente se sitúan entre las diez mejores del mundo.
Stanford, MIT, Harvard, Berkeley, Oxford o Cambridge forman parte de ese conjunto académico de prestigio con el que todo buen estudiante, y todo padre que busca el mejor porvenir para su hijo, sueñan en alguna ocasión.
Son muchas las dudas que surgen cuando llega el momento de tomar la decisión para emprender una vida universitaria independiente fuera del país de origen. La primera es la barrera idiomática. En este sentido, los alumnos de centros británicos e internacionales tienen ventajas al respecto ya que el currículo que han seguido durante su trayectoria escolar tiene continuidad en el ámbito universitario anglosajón. A este respecto Sandra, quien debe decidirse por cursar Psicología y Criminología entre cuatro universidades británicas en las que ha sido aceptada, recuerda que “en mi caso la decisión la tomé al comparar un sistema educativo con otro. El británico no me conduce solo a entender la teoría sino a aplicarla. Es en ese punto donde puedes empezar a mejorar tus habilidades que te ayudarán a enfrentarte a tu profesión futura”.
La segunda barrera es la financiera. Sin embargo, llama la atención las ayudas que el sistema británico dispone para estudiantes autóctonos y foráneos. El precio del curso universitario ronda los 11.600 euros. Pero cualquier estudiante de la Unión Europea “puede acceder a un crédito universitario para devolver cómodamente una vez termine la carrera y obtenga un trabajo por encima de los 27.000 euros anuales. Mientras no lo consiga, no comenzará a pagar y, si pasados 35 años no lo ha logrado, la deuda se le condona”, atestigua Fernando, quien espera respuesta para estudiar Relaciones Internacionales en tres ecosistemas académicos: en la Universidad de California, en la John Hopkins en Baltimore o en la Hkust en Hong Kong. “Pero lo justo es luchar para devolverlo porque con ese dinero otro estudiante podrá financiarse”, añade Fernando con un sentido de la responsabilidad verdaderamente llamativo para su edad.
En Estados Unidos las matrículas en las universidades célebres no bajan de los 53.000 euros, más alojamiento y comida. En ese sistema los alumnos extranjeros pueden conseguir ayudas muy gratificantes a través del deporte. En este terreno el proceso para solicitar beca es todavía mucho más intenso que en el ámbito académico por lo que conviene comenzar con dos años de anterioridad. En la documentación toma mucho protagonismo un vídeo que demuestre los atributos y habilidades atléticas en el deporte que practica el alumno. Además tendrá que pasar un examen de ingreso que valorará sus conocimientos y lenguaje. Por último tiene que tener en cuenta que solo podrá optar a las universidades que sus equipos estén en la I División (LNAA). Las becas pueden ser parciales o completas, cubriendo así matrícula, tasas, alojamiento, comida y todo lo relativo al deporte.
La tercera barrera es la académica. Si las calificaciones no son todo lo buenas que se espera, los alumnos no podrán optar a un pupitre en la universidad elegida. La cuarta barrera es la emocional. Muchas veces no es fácil romper el cordón umbilical que une a padres e hijos. Es una decisión muy reflexiva por parte de ambos por lo que habitualmente los padres asumen el distanciamiento y los jóvenes apuestan por su autonomía como primer grado de madurez. Sobre este asunto Sofía, quien ha sido aceptada en la Universidad de Cambridge para realizar Ingeniería Aeroespacial, asegura que “en mi casa no estaban de acuerdo, pero al final confiaron en mí para que tomase la mejor decisión posible. Siempre pensé que estudiar en Inglaterra me podría abrir muchas puertas de mi futuro profesional”. Por otra parte, Fernando explica que “tuve claro desde hace muchos años que quería ir a una universidad extranjera ya que las oportunidades y el abanico de trabajos a posteriori son mayores que en España”. En el caso de Sandra, afirma que “si tus padres te ven segura te apoyan aunque a veces no es la opción que más les gusta porque quieren tenerte junto a ellos pero como a la vez quieren lo mejor para ti lo aceptan y te acompañan en esta apasionante aventura”.
Los alumnos que tienen claro que van a ser universitarios en un país extranjero deben empezar a planteárselo un año antes. “Lo ideal es que empiecen a trabajar sobre esa decisión a mediados del primer curso de Bachillerato”, confirma Sandra. Es el momento de explorar las universidades a las que les gustaría acudir y saber qué requisitos académicos le van a exigir. “Para dar este primer paso internet es el principal aliado. A través de páginas webs y blogs especializados en esta materia, recoges información (precios, notas para entrar, instalaciones, necesidades, etc.) que te ayudan, junto a los profesores que te guían en todo momento, a orientarte”, continúa Sandra. En el segundo curso de Bachillerato se inicia el proceso de solicitud. Todos los alumnos tienen la posibilidad de apostar por cinco universidades. En tres meses suelen tener una carta o un mail con la respuesta.
Los más tempranos en requerir las solicitudes de los futuros universitarios son Oxford y Cambridge. El plazo suele estar en torno al 15 de octubre. “El proceso es complicado sobre todo porque hay que recopilar todas las notas internas y externas que tengas en tu currículum”, afirma Sandra. Pero el protagonismo principal se lo lleva la carta de presentación que tienen que acompañar a la documentación. “Este escrito se puede convertir inicialmente en una pesadilla, pero pronto te das cuenta de que es un sueño. La razón es que te ofrece la oportunidad de no sentirte un número académico, una cifra de un expediente derivada de notas de exámenes. Este escrito, de dos folios de extensión, te permite demostrar algo más. Y lo puedes expresar en palabras. Puedes recoger tus emociones, tus inquietudes, tus ideas sobre el mundo, sobre la profesión que quieres ejercer, etc.”, concluye Sandra.
Una vez los alumnos obtienen las respuestas y deciden apostar, si es el caso, por una de las diferentes universidades que les han aceptado, entran en relación directa con ella y comienza una nueva hoja de ruta donde caben visitas virtuales, visitas físicas, etc. Si son aceptados en alguna de las top británicas, como Oxford, tendrán que pasar por una prueba teórica de acceso y una entrevista personal bastante dura. “Me llamó la atención que las entrevistas fuesen más académicas que personales o emocionales. Me hicieron exámenes de Física y de Matemáticas. Quedé agotada porque a la vez que preparaba esas pruebas tenía que seguir preparando mis exámenes de Bachiller.”, manifiesta Sofía tras su difícil pero satisfactoria experiencia con Cambridge. Sin embargo, Fernando que ha tenido entrevista con MIT y Stanford, en sus oficinas de Madrid, dice que “en ese tipo de universidades las entrevistas son menos académicas y tienen en cuenta también tu inteligencia emocional”.

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Alrededor del 20% de los alumnos que se gradúen este año buscarán un futuro académico fuera de nuestro territorio. En algunos casos lo harán en universidades internacionales de enorme prestigio como Cambridge, Bristol o Southampton donde se encontrarán con antiguos alumnos que ya están estudiando allí.
A pesar de estos buenos resultados, el método de enseñanza que se imprime desde la educación infantil no se instala en la consecución de estos triunfos sino en obtener lo mejor de cada alumno para que sea su valía humana la que le abra las puertas en su vida profesional. Sin duda, existe una satisfacción muy alta entre el equipo docente al ver cómo, año tras año, sus alumnos alcanzan notas extraordinarias que les ayudan a matricularse en universidades de reconocimiento internacional. Aun así, su principal objetivo pasa por una educación con un amplio abanico de asignaturas que se adecúa a sus perfiles académicos y personales más favorables para sus futuros estudios universitarios.
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La psicopedagoga Maite Vallet desmonta la idea de que los padres no dedican el tiempo suficiente a sus hijos.
Psicopedagoga y fundadora del colegio Montessori (Madrid), Maite Vallet (www.teachandteam.com) siempre ha mantenido su ilusión por enseñar, primero a niños, y, ahora, a padres y profesores. Dos ámbitos muy diferentes, y en los que queda mucho que hacer, explica.
“Hay una educación en la súper protección, nefasta para el niño”, asegura, y señala como culpable directo a “querer hacer todo con los hijos”. Desarma así, la idea de que los padres, debido a sus largos horarios laborales, no pasan mucho tiempo con sus hijos. “Les dedican mucho más tiempo del que deberían. Siempre digo que hay que dedicarles calidad de tiempo. ¿Qué haces jugando con tu hijo toda la tarde o haciendo los deberes toda la tarde? Los padres tienen que tener tiempo para ellos mismos, para su pareja, sus amigos… Su misión es enseñar a sus hijos a afrontar los retos de cada etapa de la vida. Me gustaría que se quitaran esa culpabilidad que, en cierta medida, causa la superprotección que tienen con los menores”.
Esta licenciada en Filosofía y Letras confiesa su vocación: “No quería educar, pero el método Montessori me pareció estupendo, entonces quise crear la escuela”. Corría el año 1977, y este colegio ya se basaba en el trabajo en equipo y la educación integral.
Cada etapa tiene unos objetivos
En sus libros, que ahora reedita en la editorial Wolters Kluwer, cuenta las metas que deben tener los padres, según sea su edad: De 0 a 6, de 6 a12 y la adolescencia. “A los padres les enseño es enseñar a sus hijos a ser autónomos, asumiendo los retos de cada una de sus etapas. En la primera etapa, a comer solos, vestirse, temas de higiene, a dormir en su cama y no en la de los padres… En la segunda, a organizar su espacio personal, su cuarto y su mesa de estudio, también a tener un tiempo libre que implique movimiento, no sólo frente a audiovisuales. Les enseño a que sus hijos estudien solos, porque los padres no tienes que sentarse a estudiar con sus hijos”.
Vallet, consciente de la omnipresencia de consolas y móviles, indica que hay que poner normas “con autoridad; que no significa ni autoritarismo, ni sobreprotección”, aclara.
“Autoridad es la persona que sabe, y que le tiene que decir al menor que no esté con el móvil en la mesa; aunque papá o mamá si lo hagan, porque ellos están en una etapa diferente. Porque que lo haga un padre no significa que, entonces, el hijo lo pueda hacer”.
En la adolescencia enseña a los padres a cómo enseñar a sus hijos a salir sin ellos. “En esas edades hay que pactar, poner límites y afrontar consecuencias. “Si se educa a los adolescentes de una forma que no se sientan comprendidos, dónde no hay diálogo, ni pacto, ellos no van a contarles lo que van a hacer con sus amigos fuera de casa. El adolescente tiene verdaderos deseos de tener un adulto que le entienda, que le guíe y que le ponga límites”.
El lugar idóneo para estas conversaciones es: en la intimidad: “El adolescente odia que se aproveche el momento de la comida para hablar con él, necesita un rato con sus padres o sólo con uno, y en la intimidad. Los padres no son los amigos de sus hijos, pero su relación es algo más parecida a lo que es la amistad, al sincerarse en cuanto a sentimientos”.
Tras muchos años de orientar a padres y de impartir clases, indica una frase muy afianzada: “Mi niño o no me estudia”. A esto, la experta en educación le da una vuelta: “No sólo tienen que ver si estudian o no, sino cuáles son sus sentimientos, cómo afrontan el reto de aprobar. Cuando hay malas notas, el principal pensamiento del adolescente es ‘la que me va a caer en casa’”.
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Las ganas por transmitir sus conocimientos y su experiencia le llevó, tras su trabajo de enseñanza la electroescritura (leer y escribir), desde mediados de los 90 en El Salvador, Costa Rica y Honduras, a traer su método a España. Esto es Leolandia: un método basado en las imágenes y en las sílabas, que apunta directamente al objetivo del Ministerio de Educación español de desarrollar la comprensión lectora de los alumnos. Algo en que los escolares españoles suspenden año tras año, y que reflejan informes como PISA.
“El sistema que sigue en la mayoría de los colegios de nuestro país no está encaminado en la comprensión desde el primer momento, hay mucha lectura mecánica y después la comprensiva… y eso no tiene ni pies ni cabeza”, señala. También critica que se enseñe primero todo en mayúsculas, para luego decirle al niño, que sólo sirven a principio del escrito y después de punto; es un esfuerzo inútil.
“Una diferencia abismal entre lo que se enseña y mi método es que se sigue todavía con el método fonético, que considero que es lógico, pero si se trabaja la sílaba el niño está integrando dos sonidos (ma). Se empeñan solo en las letras, pero si aprenden las sílabas se salva la dificultad que tiene el castellano al tener fonemas de igual sonido y diferente grafía, como c, k, q, z, g, j. Si ven “ge-“, “ji-“ están visualizando que se escribe de otra manera; y eso facilita mucho”.
Leolandia se apoya en imágenes y también en la discriminación auditiva, los sonidos. “Los pequeño ven qué sonidos suenan en su nombre, y que luego lo descubren en el resto de palabras”, relata Vallet.
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Conseguir que nuestros hijos se sientan seguros frente a los atentados terroristas no es fácil, pero tampoco imposible. Animarles a contarnos cómo se sienten ante estos sucesos, responder siempre a sus preguntas y elegir con mucho cuidado las palabras que empleamos en nuestras explicaciones son algunas de las pautas que aconsejan los expertos para lograr que estos terribles acontecimientos no les quiten la sensación de vivir a salvo.
Es irremediable que los niños se enteren de que se cometen atentados terroristas. Aunque apaguemos la radio y la televisión en casa, se acaban haciendo eco de la noticia en el colegio, en el autobús o al pasar por un kiosco y ver las fotografías en los periódicos. Y ello, queramos o no, influye en su estado psíquico. Así lo demostró un estudio de neuropsiquiatría realizado en 94 escuelas públicas de Nueva York en 2002, justo un año después de ocurrir el atentado de las Torres Gemelas: un 12,3% de los menores continuaban sintiendo angustia al separarse de sus padres, un 10,5% sufrían trastorno de estrés postraumático, un 9,3% tenían ataques de pánico frecuentes y un 8,4% presentaban signos de depresión. Ante esta realidad, debemos estar preparados para saber qué responderles cuando nuestros hijos nos hagan preguntas del tipo “¿por qué hay gente que pone bombas?” o “¿por qué unas pocas personas matan a otras muchas, a las que ni siquiera conocen?”. Steven Berkowitz, un reconocido psiquiatra infantil de la Universidad de Pennsylvania, aconseja: “Si el niño es menor de 6 años, lo mejor es decirle que no tiene que preocuparse de nada, porque se trata de un asunto que los adultos arreglarán enseguida. Siendo tan pequeño aún no entiende conceptos como la muerte o el terrorismo y lo más importante para su bienestar emocional es conseguir que se sienta seguro. A partir de esta edad la situación cambia porque el niño va razonando mejor. Lo más acertado es dejarle hablar para saber cómo se siente y evitar que dé vueltas al suceso en soledad y a partir de ahí, proporcionarle la respuesta que creamos más adecuada para su grado de madurez. En cualquier caso, debemos hacerle ver que las personas que resuelven los conflictos con violencia son mucho menos numerosas que las personas que lo único que desean es vivir en paz”. Javier Urra, Primer Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid y doctor en Psicología y en Ciencias de la Salud, hace hincapié en esta última idea: “Hay que explicar a los niños que siempre habrá personas que no saben discutir ni debatir y que callan al que consideran su enemigo de la manera más violenta, pero frente a ellas, la gente de bien y las leyes de convivencia triunfarán. Si transmitimos a los niños esta idea totalmente convencidos de ella, sin dejarnos llevar por la tristeza y la ansiedad que los atentados pueden causarnos, evitaremos que pierdan la sensación de estar seguros. También es conveniente insistirles en que estos sucesos son puntuales y ocurren muy de cuando en cuando”.
Está claro que si el niño pregunta, es porque necesita saber y debemos contarle lo que ha ocurrido. Psicólogos y pediatras de la Academia Americana de Pediatría insisten en que tratar de ocultárselo es un error porque el pequeño intuye que ha pasado algo malo y si pone a funcionar su imaginación, se dejará llevar por sus propios miedos y puede asustarse aun más que si le contamos la verdad con las palabras adecuadas a su nivel de entendimiento. “Pero al hacerlo debemos tener muy en cuenta algunas pautas, para no empeorar la situación”, apostilla Coks Feenstra, psicóloga y autora de varios libros sobre desarrollo infantil:
En cualquier caso, aunque atiendan nuestras explicaciones y traten de convencerse de ellas, es normal que los niños se sientan inseguros y nerviosos tras un atentado terrorista, sobre todo durante los días inmediatamente posteriores al mismo. Para solventar esta situación, dice Javier Urra: “Da muy buenos resultados convertir la presencia de las fuerzas de seguridad en algo positivo: no están ahí porque vaya a ocurrir algo, sino precisamente para que no suceda. Así los niños entienden que hay muchas personas que velan por su bienestar, tanto dentro como fuera de casa, y se sienten más protegidos”.
¿Y SI SE HA IMPRESIONADO MUCHO?
Es posible que un niño vea una imagen terrible de un atentado en la televisión y se impresione profundamente. ¿Qué hay que hacer en este caso, para que recupere su estado de bienestar?
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Miguel Ángel González Castañón, psicólogo del Centro de Psicología Conductual, de León, insiste en otro aspecto fundamental a la hora de tratar el tema del terrorismo y la infancia: “Actualmente los niños y adolescentes ven multitud de imágenes violentas en la televisión y corremos un alto riesgo de que acaben imitando la violencia que observan y/o de que se vuelvan inmunes a ella. Para evitar estas posibilidades sólo hay un camino: los padres y profesores deben hablar mucho con el menor a su cargo y enseñarle qué valores están detrás de cada uno de estos actos violentos y qué contravalores pueden anteponerse a ellos. Sólo así conseguiremos que el respeto, la paz, la cordialidad, el entendimiento, la democracia y la convivencia acaben primando sobre la fuerza bruta y que ésta siga pareciéndonos inaceptable a todos”.
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Hola, me llamo Eduardo, quisiera información sobre OpenUAX y la posibilidad de estudiar el Grado en Derecho de forma semipresencial. ¿En qué consiste exactamente? Estoy acabando 2º de Bachillerato pero, por circunstancias personales, no creo que pueda asistir a clase el año que viene de forma continua. Gracias.
(Eduardo, 18 años)
Hola, Eduardo, como bien dices OpenUAX se adapta a las necesidades de nuestros estudiantes y da la posibilidad de estudiar online el Grado en Derecho, Ingeniería Informática y Administración y Dirección de Empresas, entre otras cosas. Pero nos centraremos en el Grado en Derecho, que es el que te interesa a ti.
Lo primero que queremos transmitirte es que, a través de OpenUAX, recibirás la formación de los mismos profesores que la imparten en el campus. Ellos te acompañarán durante todo el tiempo que permanezcas con nosotros y te irán guiando a lo largo del proceso. Por otro lado, las posibilidades de hacer prácticas en alguna de las más de 7.500 empresas con las que la UAX mantiene convenios de colaboración son exactamente las mismas que las del resto de estudiantes que acuden cada día a clase.
En el caso del Grado en Derecho, que es semipresencial, tendrás que venir a nuestras instalaciones solamente para realizar los exámenes al final de cada materia. Hasta ese momento, habrá una evaluación continua que seguirás desde casa.
Si necesitas ampliar información, solo tienes que entrar en la página web de OpenUAX o llamar al teléfono 918 10 99 99.